Atravesamos una enfermedad epidémica que se extiende con mucha facilidad a nivel mundial, nos ataca a todos, nos lleva a situaciones que nunca hemos experimentado porque jamás vivimos una realidad igual que nos lleva a crear nuevas costumbres, y que nos obliga a resguardarnos en casa para salir victoriosos de ella.

En un día cualquiera estarías buscando un lugar para ir a cenar con tu familia, o pensando dónde tomarte un café con tus amigos. Pero la vida nos detuvo, sin preguntas, solo dijo PARA.

Y aquí estamos, un día en casa, preparando el camping en la sala, eligiendo tu mejor pijama para pasar la noche entre películas y crispetas, resignificando los espacios con tus personas favoritas.

Ahora cantas en la ducha a todo pulmón, haces ejercicio en el comedor, trabajas en medio de la sala y transformas el corredor en la mejor pista de baile. Hoy nos reinventamos en familia, la vida nos dice resignifiquemos nuestro día a día y valoremos lo que es realmente importante.

Los días transcurren y aunque sea incierto el futuro, lo mejor que podemos hacer es agradecer por el tiempo fuera que tuvimos para mirar hacia dentro, para conocer a nuestra familia, para inventarnos formas de demostrar amor, para calmar nuestra mente y darle un nuevo significado a nuestras vidas.